Suena algo confuso, pero es exactamente lo que sucedió. Nos referimos al atleta estadounidense Robert S. Garrett quien entró en la competencia de lanzamiento de disco porque no había nadie más que quisiera hacerlo.
Ya que no tenía ni idea de que era un disco, pidió a un herrero local le ayudara a hacer uno basado en los manuscritos griegos antiguos. El producto fue un trozo de hierro de 30 centímetros de ancho que pesaba 14 kilogramos. Obviamente era imposible tirar con él, ¿qué hizo entonces?
Fue hasta que llegó a Atenas que descubrió como era el disco que tenía que lanzar, este solo pesaba más de 2 kilogramos, así que decidió incorporarse a la competición como diversión.
Su técnica no era nada común para el tiempo, agarró el disco con su mano derecha y giró sobre sí mismo al estilo del lanzamiento de martillo lanzando el disco con gran fuerza. Los primeros dos tiros de Garrett fueron muy malos, tanto que salieron hacia la zona de espectadores. Obviamente, todos se rieron de él. Sin embargo en su último lanzamiento alcanzó los 29,15 metros, 20 centímetros más que el atleta griego mejor clasificado, Panagiotis Paraskevopoulos.
Así se llevó la medalla de oro y dejó a todos con la boca abierta, ¿qué tal?